SOY BIPOLAR O MEJOR TENGO UN TRASTORNO BIPOLAR

Tener un trastorno bipolar lo es lo mismo que ser bipolar dado que no es una caracteristica de la persona ni es su identidad si no un problema de salud mental que presenta y ha de aprender a cuidar. Además de la medicación  disponer de información sobre el trastorno bipolar es de gran ayuda para su manejo y  se ha demostrado útil aprender sobre lo que nos sucede  combinando la psicoeducación y la psicoterapia con el tratamiento farmacológico a la hora de abordar el trastorno bipolar. Esta intervención conjunta se ha demostrado útil para alargar el tiempo entre crisis, reducir la severidad de los síntomas y aumentar el cumplimiento terapéutico.

A todos nos suena familiar más o menos lo que es una depresión y por tanto socialmente es más conocida y mejor aceptada  que la bipolaridad o las fases maniacas que de forma equivocada  son consideradas como más graves o peligrosas cuando no necesariamente es así.

Cuando hablamos de Trastorno Bipolar  normalmente hablamos de alguien que puede pasar de un estado eufórico a una depresión grave. La persona puede pasar de tener momentos en los que se siente incapaz de salir de la cama y cuidar de ella misma a momentos de estar muy acelerado, eufórico, desinhibido, irritable y con graves problemas sociales o legales. Estos periodos de inestabilidad interfieren en la vida cotidiana, en su trabajo, relaciones y su capacidad para afrontar aspectos de la vida que  cuando está estable puede manejar.

Cuando hablamos de una FASE O EPISODIO MANIACO hablamos de los siguientes síntomas:

  • Euforia, irritabilidad, hostilidad
  • Alta actividad física
  • Disminución de  la necesidad de sueño
  • Aumento de la libido sexual
  • Fuga de ideas, aumento de la capacidad para realizar cosas, sensación de energía
  • Cambios en los hábitos de la comida
  • Conductas impulsivas
  • Sentimientos de grandeza que pueden llegar a niveles delirantes y pueden aparecen síntomas psicóticos.
  • Hablar demasiado, mayor productividad mental

Cuando hablamos de una FASE O EPISODIO DEPRESIVO hablamos de:

  • Tristeza
  • Baja actividad y lentitud en las respuestas
  • Cambios en los patrones del sueño
  • Disminución de la libido sexual
  • Disminución de la capacidad para centrarse o pensar, falta de energía o cansancio extremo
  • Comer demasiado o pérdida de apetito, cambios de peso
  • Sentimientos de inferioridad o culpa
  • Ideación suicida
  • Tendencia al aislamiento, apatía

Generalmente pueden oscilar entre los dos estados e incluso pueden experimentar ambos a la vez pero para no liaros nos centraremos en entender ambos tipos de episodio.  No suelen aparecer de repente y se puede aprender a reconocer las señales de alerta que los días o incluso semanas anteriores al episodio empiezan a aparecer.

Esta inestabilidad es producto de una alteración en los mecanismos que regulan el estado de ánimo  y depende tanto de factores genéticos como ambientales. Para hablar de la relación entre biología y factores  psicosociales se utiliza comúnmente la metáfora del vaso “la gota que colmó el vaso”

Imagina que en el momento de nacer nos adjudicaran a cada uno un vaso, un vaso de tamaño diferente, y que su capacidad estuviera relacionada con la paciencia (mayor capacidad para tolerar el estrés, a mayor tamaño del vaso).  Las personas con trastorno bipolar en el momento de nacer tienen un vaso mucho más pequeño que el de los demás, pero, dependiendo del contexto en el que les toque vivir, como la familia, los amigos, el trabajo… y el estrés al que se tengan que enfrentar, esto supondrá un problema o no. El estrés puede ser un desencadenante que llene el vaso de forma repentina e inesperada. Esto puede ser causado por eventos que van desde la muerte de un ser querido hasta el desempeño de un trabajo que exige más de lo que podemos dar (factores ambientales). Los distintos problemas a los que se enfrenta una persona son goas que van llenando el vaso y este, al ser de menor capacidad, puede acabar rebosando y entonces es cuando hablamos de una crisis.

 

Ninguna situación, persona o vivencia por sí sola hará que se desarrolle el trastorno y, por lo tanto, no hay una causa única. La medicación va ser imprescindible para mantener un equilibrio químico de los mecanismos de regulación del ánimo pero  aprender a llevar una vida estable y conocer mi trastorno bipolar para aprender a detectar las señales de alarma que alertan de una posible recaída también es fundamental para una buena evolución.

En las sesiones de psicoeducación el objetivo planteado es que el paciente y los familiares comprendan el TB, sus repercusiones en la vida de la persona y en el sistema familiar y lo que depende y no depende de ellos. Se trabaja la detección de las “señales de alarma” para saber como actuar ante ellas y prevenir una recaída. Si yo empiezo a darme cuenta de que estoy durmiendo menos de lo necesario, de que empiezo a hablar con personas que no conocía de nada o al contrario que llevo dos días en cama o que me empiezo a sentir más incapaz he de saber entender lo que esto significa y lo que mi cuerpo y mente me están diciendo.

 Esto se suele trabajar cuando la persona está eutimica (ósea esta en un equilibrio anímico  para que sean más objetivos y se pueda valorar  con ellos como suelen comenzar los episodios de manía o  depresión. Se identifican posibles factores de riesgo personales desencadenantes externos y las señales de alerta propias que pueden variar entre personas con el mismo diagnostico. En algunos casos es necesario trabajar no solo la detección y manejo de síntomas sino también habilidades sociales y de manejo de estrés que les permita tener una mayor tolerancia y resiliencia porque ya previamente al TB presentaban un déficit en estas áreas. Con otras personas es además crucial acompañarles en el duelo referente a la pérdida de salud y lo que esto conlleva porque no aceptan el diagnóstico y esto interfiere en su cumplimiento terapéutico y por tanto en la evolución. Los grupos psicoeducacativos, de apoyo mutuo y especialmente los multifamiliares cumplen muy bien esta función y ayudan a aprender a llevar lo que nos sucede de la mejor manera posible favoreciendo una mejor evolución.

 

ELEMENTOS CRUCIALES A TRABAJAR PARA PREVENIR UNA RECAIDA

  1. EL CUMPLIMIENTO DE LA MEDICACIÓN:

El trastorno bipolar requiere de un tratamiento farmacológico a largo plazo y una buena metáfora que nos puede ayudar a entender su necesidad es la siguiente que nos aporta Dolores Mosquera de una paciente que dice: “ …si eres miope y no ves lo que te rodea igual a los demás, usas unas gafas graduadas. No se te ocurre quitártelas. La medicación (estabilizadores del ánimo, antidepresivos, antipsicóticos) también pueden ayudar a “ver” la realidad como la ven las demás personas, evitando los tonos demasiado brillantes de la manía y las tintas negras de la depresión. “

 

  1. HÁBITOS DE VIDA:
    1. EL SUEÑO
    2. LA ALIMENTACIÓN
    3. El consumo de tóxicos
    4. El estrés

 

  1. RELACIONES FAMILIARES/ COMUNICACIÓN/ EMOCIÓN EXPRESADA:

Enfadarse, juzgar, criticar y amenazar no ayuda al paciente y hace que se sienta peor en una crisis aunque es frecuente que pueda pasar porque a veces la falta de información sobre el TB y la dificultad en comprender en TB hacen que no sepamos como SI actuar. Si nos sentimos “quemados” tendremos más reacciones negativas que sin duda afectarán al paciente.  Por esto la importancia del apoyo sociofamiiar y de que cuidarnos para poder cuidar.

  • Los síntomas de una depresión a veces pueden ser vistos como características del paciente  y como que es vago o no quiere mejorar.
  • Los síntomas de manía también se pueden confundir con características de personalidad y habitualmente se describe a la persona como alguien con mucho genio, de difícil carácter pero se puede ver no es algo que suceda cuando está eutímico.

 

  1. MANEJO DEL ESTRÉS: Es frecuente que los pacientes tengan una crisis durante episodios de conflictos familiares, una ruptura sentimental o cuando se sientan desbordados o solos. Ahí la importancia de reforzar la capacidad e la persona para gestionar sus emociones, sus habilidades interpersonales, sus herramientas para hacer frente al estrés, etc.

 

Por último recordar que la persona tiene un trastorno pero NO es un trastorno y hemos de devolverle la responsabilidad de cuidar de forma activa de su problema de salud mental y facilitarle los apoyos adecuados para que lo pueda hacer.

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