Autores como el pediatra y psiquiatra Winnicott, nos hablan de la “contención” como esa capacidad de los padres de mostrar empatía y conciencia de cómo se siente el niño sin verse ellos mismos abrumados o incapacitados por sus sentimientos.
Para que un niño pueda interiorizar el proceso de regulación emocional necesita que los padres a través del ejemplo y la capacidad de reconfortar y tranquilizar a los hijos enseñen a sus hijos a regular sus emociones.
En momentos de pérdida o trauma, los hijos buscan en la familia que se les consuele y tranquilice y esta ayuda de los padres se traducirá en que los hijos aprendan a sosegarse por sí solos. Las maneras de un padre pueden ser diversas, desde el uso de la palabra, el contacto físico, las caricias, la distracción, el desahogo, la anticipación de cómo resolver futuras situaciones similares, etc. El niño luego hará consigo mismo lo que directa e indirectamente (los padres entre ellos o con otros hermanos) siente y oye que hacen sus padres.
REACCIONES POSITIVAS: Reconocimiento del dolor, la comprensión, el ofrecimiento de apoyo, la disposición a hablar de lo ocurrido.
¿QUÉ NO ES CONTENCIÓN?
Que un niño vea como demasiado vulnerable al progenitor le puede dar miedo o provocar que se sientan culpables por haber hecho que se preocupasen y luego incluso pueden sentir enfadado por tener que ser ellos quienes adopten un rol cuidador y de protección hacia los padres. Esto sería el ejemplo de un hijo no le puede contar un problema a sus padres para que no se lleven un disgusto.
¿EN QUE NOS AYUDAN LAS REACCIONES DE PROTECCIÓN Y CONTENCIÓN?
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